Mandada
construir por Dª Encarnación Valdés Álvarez, esposa de Gabino Álvarez, para el párroco de la familia,
Don Amando García Rubiera. Era gijonés y prestó servicio en la Parroquia de
Muros del Nalón y en Oviedo, también fue Capellán Real en el Palacio Real de
Madrid. Era un señor muy culto y Dª Encarnación le contrató como administrador
de sus bienes, manteniendo una estrecha relación con la familia. Falleció en
Biarritz hacia 1937.
La casa también
es conocida como La Casina o El Casín por ser de un tamaño menor al de La Casona. Cerca de
la verja de entrada existe una pequeña roca con una gruta en la que estaba
colocada una imagen de la Virgen de Lourdes, actualmente la imagen se encuentra
dentro de la casa.
La última
persona de la familia que vivió en La Casina fue Nieves Álvarez Valdés, la hija
menor de Dª Encarnación, y al fallecer sin descendencia en 1.985 le dejó la
casa a la hija de los guardeses a la que quería como a una hija.