El edificio está situado en la confluencia de las calles de La Cámara y de Cuba de Avilés, lo mandó construir Eladio Muñiz Fernández como regalo de boda para la que habría de ser su esposa, María del Carmen Rodríguez-Villamil. Eladio Muñiz, que hizo una considerable fortuna en la isla de Cuba, encargó el proyecto al arquitecto Juan Miguel de la Guardia, pero la construcción la dirigió Federico Ureña realizando éste algunos cambios. El edificio es de tres plantas más un ático con bóveda y torre-mirador. Su fachada está adornada con varios balcones y elementos ornamentales de tipo clásico. En origen estaba rodeado de una amplia huerta que se fue vendiendo poco a poco, así mismo contaba con una capilla privada, cuyo altar fue posteriormente regalado a la ermita de La Luz, situada en Villalegre. Eladio fue uno de los benefactores en la construcción de la nueva iglesia de Santo Tomás de Cantorbery muy próxima a la casa.
Eladio Muñiz y su esposa vendieron su casa indiana a Victoriano Fernández Balsera, un rico comerciante avilesino, que se la regaló a su hija Josefina, quien murió sin descendencia, dejando la propiedad a la parroquia de Santo Tomás de Cantorbery. La vida de Josefina Fernández Balsera en la casa cambió de nombre al inmueble y los avilesinos desde entonces la conocen como el palacio de Josefina Balsera. Durante décadas, la casa indiana fue «la casa del cura», más tarde acogió las aulas del colegio parroquial de Santo Tomás. Los usos actuales del edificio, además de casa rectoral para la parroquia de Sabugo, son variados: catequesis, sede de los encuentros de Alcohólicos Anónimos, de Jugadores Anónimos, de la asociación de Viudas, de Cáritas e, incluso, taller de arte.
Fotos antiguas: http://archivohistoricodeaviles.blogspot.com/
Los curas nunca pierden el tiempo, eh?
ResponderEliminarNo.
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