jueves, 2 de junio de 2011

204.- LA CASONA DEL VIAJANTE - COYA (PILOÑA)

Esteban Peláez Vigil nació en Coya en 1.892. Con 15 años, en noviembre de 1.907, embarcó en Santader en el vapor Alfonso XIII rumbo a La Habana de la mano de su tío Fidel Prida. Nada más llegar a Cuba aprendió el oficio de bodeguero, lo que en España sería un dependiente en una tienda de ultramarinos. Pocos años después ya era dueño de una empresa que llegó a vender tres millones de sacos de arroz al año. Hizo fortuna con la importación de víveres, molinos de arroz y una planta de procesamiento de aceites comestibles. En un viaje a Asturias, se casó en 1.930 con Belarmina Huerta, sobrina de Benita Huerta (La de Villa Benita). Ese mismo año encargo la construcción de la casa a su suegro Manuel Huerta Fernández, conocido carpintero de la zona, y la casa se acabó de construir en 1.934. D. Esteban y sus hijos fueron los propietarios de la Empresa Peláez Pírez, S.A. Import y Export que en 1.960, cuando Castro la expropió, valía seis millones de dólares de la época según relató en una entrevista Antonio Peláez Huerta uno de sus hijos (historiador especialista en movimientos migratorios y responsable del área de Cultura del Centro Cubano de España). La casona fue utilizada como casa de veraneo. A la muerte de D. Esteban, Belarmina y sus hijos fueron a vivir a Estados Unidos (Miami). En la actualidad la casona está restaurada y convertida en el Hotel Rural La Casona del Viajante.







Acta de expropiación

1 comentario:

  1. Parece una casa de muñecas.Ya se nota que es más moderna que las otras, no?
    La historia que cuentas tambien pasó con un tio de mi padre, que se fué a Cuba con 17 años y unas maletina de cartón, dos camisas, un pantalón y una muda. Trabajó como un verdadero animal, sin domingos ni festivos durante casi 20 años. Cuando entró el comandante tenia dos bodegas en Lawton, La Habana, y una posición económica desahogada (aunque no era millonario para nada, digamos como una clase media acomodada de ahora). Todo lo perdió. Sus negocios, su casa de La Habana, un pequeño chalecito de verano que tenia en El Cotorro (una zona de balnearios a las afueras de la capital), e incluso su propia familia, mujer y dos hijas de 16 y 12 años, a las que envió a Estados Unidos primero mientras él se quedaba en Cuba intentando recuperar sus cosas. Cuando quiso salir no lo dejaron y murió despues de 15 años de soledad. Su mujer tambien murió, y una de sus hijas,que vive en Miami y con la que mantengo un contacto asiduo, cuando la visité allá y me contaba ésta y otras historias, despues de 50 años aún se le caian unas lágrimas como puños. Así son las cosas y que nadie cuente lo que no es.

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