Situada en el barrio
de La Alegría de la parroquia de Tornón fue construida para Luciano Llera
Cuesta, indiano en Cuba, que estuvo casado con Dolores López natural de Selorio.
La casa la heredaron sus hijos José Luis y Alfonso. Este último se marchó a
Chile vendiendo su parte a su hermano. En la actualidad la propiedad
sigue perteneciendo a la familia. El nombre se debe a que en la planta baja
estaba instalado un molino.
Mira, está muy bien el poner este tipo de casas, que tenian su negocio en los bajos, porque no todos los indianos que volvian lo hacian multimillonarios, estos otros eran, como lo comentamos este verano, "los indianinos", y sirve para desentoxicarse de casonas inmensas. Ganaban lo suficiente para mejorar económicamente y poder establecerse como comercientes a su vuelta, o para poder arreglar la casa familiar...y en realidad, fueron muchiísimos más de éstos o incluso, los que volvieron sin nada (o ni siquiera volvieron) que de los otros, los de las grandes posesiones. Que tambien hay mucho mito con los indianos, eh?
ResponderEliminarDisfruto leyendo éstas historias tan lejanas en tiempo y en distancia ,gracias por publicarlas!
ResponderEliminar¡Pero dónde estaba yo que no había descubierto este blog! Tengo un síndrome de Stendhal que no puedo con ello... MUCHÍSIMAS GRACIAS!!
ResponderEliminarGracias Susana y Rosa por vuestros comentarios. Mariam sabes que lo que más me molesta es que muchas de las personas que habitan estas casas, familiares o no del indiano, no se hayan interesado por su pasado ni valorado el esfuerzo y sacrificio de sus antepasados, y a fin de cuentas no recuerden nada.
ResponderEliminarBah, Roberto, porque hay mucha gente que es una desaboría...
ResponderEliminarDe todas maneras, ya sabes que muchas veces pasa lo de siempre, lo que es de muchos no es de nadie, así que al final lo que se consigue es que haya malos rollos entre todos y en medio, la casa. Y al final, lo que cuenta sólo es el maldito parné. En fin, es lo que hay...